A aquel que no está ya apegado a sí mismo,
las formas y los seres se le manifiestan.
En sus movimientos es como el agua,
inaprensible.
En el descanso es como un eco, un espejo.
«Vaciar su barca»
Cuentos de los sabios taoístas.
Ed. Pascal Fauliot.
Paidós, Barcelona, p. 220.