viernes, 8 de agosto de 2008

La nave de las palabras

—¿De qué se hace la nave más ligera para ir a los feacios?
—De palabras, Ulises. Te sientas, apoyas el codo en la rodilla y el mentón en la palma de la mano, sueñas, y comienzas a hablar: «Navegaba, alegremente empu- jada mi nave por Bóreas vivificador en demanda de la isla de los feacios felices, vestidos de púrpura desde que amanece has- ta que anochece»... Pero para regresar, Ulises, la nave de las palabras no sirve. Hay que arrastrar la carne por el agua y la arena.


Las mocedades de Ulises, Álvaro Cunqueiro.
Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1985, p. 109.