lunes, 20 de abril de 2009

El arte y la felicidad o razón del silencio


Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las cosas malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin*.

Jorge Luis Borges: «La ceguera», Siete noches.
Madrid: Alianza Editorial, 1999 (5ª reimpr., 2007), p. 151.


*Cierto: ya no puedo ser mi tema.