sábado, 30 de agosto de 2008

Desapego (del yo)

[...] Y, a modo de conclusión, sin duda inspirado por el vino de melocotón, Zhuang Zi improvisó estos versos:

A aquel que no está ya apegado a sí mismo,
las formas y los seres se le manifiestan.
En sus movimientos es como el agua,
inaprensible.
En el descanso es como un eco, un espejo.

«Vaciar su barca»
Cuentos de los sabios taoístas.
Ed. Pascal Fauliot.
Paidós, Barcelona, p. 220.

martes, 26 de agosto de 2008

It was him alright



Is it Ulysses that approaches from the east,
the interminable adventurer? The trees are mended.
That winter is washed away. Someone is moving.

On the horizon lifting himself above it.
A form of fire approaches the cretonnes of Penelope,
Whose mere savage presence awakens the world in which she dwells.

[...]

«The World as Meditation»,
by Wallace Stevens.



lunes, 18 de agosto de 2008

lunes, 11 de agosto de 2008

Los sueños como principio de falsación


—¿Has visto alguna vez a Poseidón, Poliades?
El tabernero se descubrió lentamente. Entre el sombrero de paja y la grasienta calva traía un pañuelo de hierbas.
—No, pero he oído relinchar sus caballos.
—Poliades, ¿qué es lo que es mentira?
Poliades hacía girar el sombrero entre sus manos.
—Quizá todo lo que no se sueña, príncipe.

Las mocedades de Ulises, Álvaro Cunqueiro.
Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1985, p. 116.


viernes, 8 de agosto de 2008

La nave de las palabras

—¿De qué se hace la nave más ligera para ir a los feacios?
—De palabras, Ulises. Te sientas, apoyas el codo en la rodilla y el mentón en la palma de la mano, sueñas, y comienzas a hablar: «Navegaba, alegremente empu- jada mi nave por Bóreas vivificador en demanda de la isla de los feacios felices, vestidos de púrpura desde que amanece has- ta que anochece»... Pero para regresar, Ulises, la nave de las palabras no sirve. Hay que arrastrar la carne por el agua y la arena.


Las mocedades de Ulises, Álvaro Cunqueiro.
Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1985, p. 109.


jueves, 7 de agosto de 2008

My longest journey


The Wizard of Oz
(Victor Fleming and a few more, 1939).





Charlie and the Chocolate Factory
(Tim Burton, 2005).



miércoles, 6 de agosto de 2008

Nibbling on life


«Only once a year, on his birthday, did Charlie Bucket ever get to taste a bit of chocolate. The whole family saved up their money for that special occasion, and when the great day arrived, Charlie was always presented with one small chocolate bar to eat by himself. And each time he received it, on those marvellous birthday mornings, they would place it carefully in a small wooden box that he owned, and treasure it as though it were a bar of solid gold; and for the next few days, he would allow himself only to look at it. Then at last, when he could stand it no longer, he would peel back a tiny bit of the paper wrapping at one corner to expose a tiny bit of chocolate, and then he would take a tiny nibble – just enough to allow the lovely sweet taste to spread out slowly over his tongue. The next day, he would take another tiny nibble, and so on, and so on. And in this way, Charlie would make his sixpenny bar of birthday chocolate last him for more than a month».

Charlie and the Chocolate Factory,
Roald Dahl, Puffin Books, 2005, pp. 16-17.


martes, 5 de agosto de 2008

Recibir a manos llenas


Tan importante como saber dar es saber recibir. Al primer don lo llamamos generosidad; al segundo, gratitud. Se canta más el primero y, sin embargo, sin la reciprocidad del segundo, queda reducido a un aullido en el desierto, privado hasta del consuelo del eco. Quizá por eso los mongoles, que, como los griegos de Homero, hacen de la hospitalidad ley, consideran una ofensa que el visitante acepte los regalos y los alimentos que se le tienden con una sola mano. Hacen bien: no se puede aceptar a medias lo que se da a manos llenas.
No todo el mundo está a la altura de los regalos que se le ofrecen. Sólo los merecen quienes los reconocen como tales y los acogen con ambas manos. Lo he aprendido ahora.


lunes, 4 de agosto de 2008

De tigres y sueños*

En la infancia yo ejercí con fervor la adoración del tigre: no el tigre overo de los camalotes del Paraná y de la confusión amazónica, sino el tigre rayado, asiático, real, que sólo pueden afrontar los hombres de guerra, sobre un castillo encima de un elefante. Yo solía demorarme sin fin ante una de las jaulas en el Zoológico; yo apreciaba las vastas enciclopedias y los libros de historia natural, por el esplendor de sus tigres. (Todavía me acuerdo de esas figuras: yo que no puedo recordar sin error la frente o la sonrisa de una mujer). Pasó la infancia, caducaron los tigres y su pasión, pero todavía están en mis sueños. En esa napa sumergida o caótica siguen prevaleciendo y así: Dormido, me distrae un sueño cualquiera y de pronto sé que es un sueño. Suelo pensar entonces: Éste es un sueño, una pura invención de mi voluntad, y ya que tengo un ilimitado poder, voy a causar un tigre.
¡Oh, incompetencia! Nunca mis sueños saben engendrar la apetecida fiera. Aparece el tigre, eso sí, pero disecado o endeble, o con impuras variaciones de forma, o de un tamaño inadmisible, o harto fugaz, o tirando a perro o a pájaro.


Woodcut by Antonio Frasconi used for the cover of Dreamtigers
(English translation of El hacedor).

* A la Bruja Buena del Noreste, por su curiosidad sin fondo: '(...) la pesadilla, esa suerte de tigre en los sueños (...)'.

domingo, 3 de agosto de 2008

Oriental wisdom


Zhuang Zi dreaming of butterflies (1847), by K. Hokusai.
Hanging scroll ink and colour on paper, British Museum, London.


«The ancient Chinese philosopher Zhuang Zi dreamed he was a butterfly. But when he woke he could not decide if he was now a butterfly dreaming he was a man. What was the nature of individual consciousness?».


sábado, 2 de agosto de 2008

Food for thought and vice versa



Knowledge in your head
means food in your belly
.

By Rudolf Vilde. Russian revolutionary ceramics.
British Museum, London.