domingo, 8 de junio de 2008

Society



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nora, Norita, Nora,


Me gusta mucho la concepción del blog, una suerte de test de Rorschach sobrevenido en que cada visitante logra ver esto o lo otro según su grado de psicopatía :) A las pruebas me remito: 'Se noyer dans un verre d'eau' (3/junio/2008) se me figuró, por un momento, una aceituna (¿flotan las aceitunas?) en un martini con hielo. Tomatazos a mí.

Era cuestión de darle la vuelta, como a la tortuga panza arriba, que bien necesitaría una mano tendida para enderezarse. Por no ser menos, lo que noto en esta lámina es que cuando una está en apuros el resto de seres (in)humanos no sólo no quieren saber nada sino que escapan a todo correr, porque estoy segura de que están corriendo, y ya es hilar fino que de entre toda la fauna se haya impreso velocidad a las tortugas en circunstancias propicias al uso -social.

En todo caso, me congratulará que me desmientas. Recuerdos a Miragexj, Miss Elphaba y tímidos veedores.

Nora Gale dijo...

Me alegra que veas con tanto espíritu constructivo lo que a veces no es más que una manera de contar algo, que no ha tenido la diligencia ni el ingenio de canalizarse en forma verbal. A veces lo pienso y me da una vergüenza tremenda ser tan vaga y no escribir más. Hence la dinámica de imagen impactante y título más o menos malévolo, aunque efectivamente las alusiones sólo obedecen a mi lógica interna, con lo cual, yo que pensaba escapar así al escutrinio ajeno me expongo más que si escribiese.
Las tortugas. Tuve una época en la que soñaba recurrentemente con ellas: las había por todas partes y de todos los tamaños. A veces eran agradables, y otras se adocenaban en piscinas en las que también había tiburones. Pista: siempre me han fascinado. De pequeña tuve varias, sucesivamente, a las que bautizaba invariablemente Clotilde y que, también, invariablemente, nunca despertaban del sueño invernal. A esto se superponen otros traumas variados. Una vez vi en un acuario una tortuga de Florida enorme intentando morder las patas de una más pequeña. ¡Nunca lo hubiera imaginado de mis amadísimas tortugas! Luego han quedado asociadas, muy irracionalmente, a esa línea de la Dama de Shangai en la que Welles identifica a su querida compañía con un corro de tiburones, y a otro fragmento de diálogo de 'Suddenly Last Summer', que descubrí antes por Mankiewicz que por el propio Tennessee Williams, donde Mrs. Venable cuenta al doctor la actroz y orgiástica lucha de la vida intentando abrirse paso entre la muerte orquestadas por los pájaros carnívoros que tiñen el cielo de negro y se abalanzan sobre las tortugas recién salidas del cascarón.
Completamente de acuerdo con tu lectura de la imagen. Pocas cosas hay más angustiosas que una tortuga panza arriba. Y sí, imaginas bien, las demás salen escopetadas. Por eso dice Porcia: 'That light we see is burning in my hall. How far that little candle throws his beams - So shines a good deed in a naughty world'. Línea que me visita de modo recurrente, también, cuando tengo noticias tuyas. Y que, por cierto, también repite Mrs Venable (las reverberaciones parecen inifinitas hoy).
Saludo a todos de su parte.

P.S. Still blinking after your last email. ¡Espero que no me guardes rencor por asaltarte oníricamente! Como siempre, merece el ritmo reposado de la correspondencia postal. Llevabas razón en una cosa: yo no conozco tanto al maestro y de ahí la renuencia que me atribuyes. Diré una cosa en mi descargo: sé que tengo esa deuda pendiente. El jueves fui a la feria del libro, me topé con un volumen que recoge diálogos de su participación en talleres literarios: 'JLB. Sobre la escritura. Conversaciones en el taller literario'. ¿Un arrepentimiento preventivo de mi mezquindad y cortedad de miras? ;)